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miércoles, 20 de julio de 2011

E. Annie Proulx: Atando cabos

Tras el título Atando cabos, traducción española de The Shipping News, se encuentra una bella historia que capta la atención del lector y la mantiene hasta el final. Me ha parecido una novela rica, simbólica, llena de vida, vinculada al concepto de regeneración. La vida y la muerte, no siempre física, con el mar glacial del norte como fondo.
Quoyle, un hombre de treinta y cinco años, poco agraciado físicamente, periodista de poca categoría, a quien la vida no ha tratado demasiado bien y nunca se ha sentido apreciado ni valorado, es abandonado por su mujer, de la que estaba profunda y dolorosamente enamorado. Petal se va con otro hombre llevándose a sus dos hijas Bunny y Sunshine. En la carretera, un accidente de tráfico acaba con la vida de Petal y Quoyle recobra a las niñas. En este momento de profundo dolor y desesperanza su tía le propone irse todos juntos a Killick-Claw, ciudad de Newfoundland, en Terranova, la tierra de sus antepasados. Partridge, un amigo de Quoyle relacionado con el mundo editorial, le busca un trabajo de reportero en El Pájaro Charlatán, el  periódico de la ciudad. Así que Quoyle, sus hijas, su tía y Warren, la perra, abandonan Nueva York y emprenden un viaje que cambiará sus vidas.
El viaje de Nueva York a Terranova es el tránsito de la vida urbana y civilizada, -pero no por eso más humana- a la vida en un entorno duro y hostil, gobernado por las fuerzas de una naturaleza que en todo momento impone su ley: frío, nieve, hielo, tormentas, una costa abrupta y salvaje, un mar tempestuoso que es a la vez fuente de subsistencia y tumba de muchos habitantes de la zona. En Killick-Claw la tía se encuentra con la sorpresa de que la vieja casa familiar sigue en pie después de cuarenta años de permanecer deshabitada. Deciden arreglarla y vivir en ella. Quoyle empieza a trabajar como reportero en el periódico local. Rápidamente entablan relación con las gentes de la zona, multitud de personajes que pueblan la novela y ayudan al despliegue del carácter y a la evolución de Quoyle y sus hijas. La dureza del clima y del entorno impide a la familia Quoyle vivir todo el año en la casa y durante el invierno se ven obligados a trasladarse a la población y hospedarse en casa de los Buggit, centro neurálgico de la vida de Quoyle, junto con la redacción de El Pájaro Charlatán.
Destacan los personajes masculinos. Quoyle en primer lugar, como protagonista de la novela. El viaje a Terranova es un viaje de regeneración y de construcción personal. Abrirse y entregarse a las circunstancias de la vida en un entorno nada fácil, pero poblado de seres verdaderamente humanos le hace desarrollarse como persona, superar carencias y temores, tener amigos, tener amor. Pasa de ser un hombre solitario, triste y apocado a encontrar su lugar en el mundo y construirse una identidad más sólida y compleja. Los demás hombres, Jack Buggit, pescador-editor de El Pájaro Charlatán, Ted Card, Nutbeem, Billy Pretty,  Dennys Buggit, Diddy Shovel…  de profesiones diversas pero siempre relacionadas con el mar, se perfilan como individualidades poseedoras de vida propia e historias en las que la relación con el mar y la pesca y sus peligros y azares les confieren identidad y marcan sus relaciones con Quoyle.
Entre las mujeres, Agnis Hamm, tía de Quoyle, y Wavey Prowse, la mujer alta y callada, viuda, madre de Herry, un niño con síndrome de Down. Agnis Hamm es una mujer fuerte y valiente, apoyo familiar y personal para Quoyle y fuente de recursos ante los problemas del día a día. Representa la continuidad de las raíces familiares entre los Quoyle. Mujer independiente, se dedica a la tapicería de barcos y en un momento dado de la novela se independiza totalmente y desaparece de la escena principal. Wavey Prouse, seria y cálida, entrará lentamente en la vida de Quoyle y ambos resurgirán renovados de las dolorosas circunstancias del pasado.
La novela se abre con un texto de agradecimientos en el que E. Annie Proulx deja constancia de que la verdadera inspiración para su novela procede del libro de Clifford W. Ashley, El libro de los nudos de Ashley. Así, desde el principio cada capítulo lleva un título, la ilustración de un nudo y una cita del libro de Ashley en su mayor parte y en algunos casos del Diccionario del Marinero o de Quipus y nudos de las brujas. Estas citas, me parece a mí, expresan la relación simbólica del contenido del capítulo con la clase de nudo descrita en ella. Dicha relación no siempre queda clara, es preciso releer. Resulta curioso el hecho de que la autora extrajo las citas de obras que no forman parte de los géneros literarios clásicos, sino que se trata de libros de género didáctico de tipo práctico. El interés radica en la carga simbólica que adquieren tanto la cita como el nudo en relación con lo relatado en el capítulo. Una idea queda bien clara al final de la novela con una cita que remite a la primera, anterior al primer capítulo: la gran variedad de nudos existentes y de nudos posibles.
¿Qué representan los nudos? ¿Cuál es su función a lo largo de la novela? El nudo es un importante símbolo universal. Según el Diccionario de los símbolos de J. Chevalier y A. Gheerbrant, el nudo tiene significados diversos y ambivalentes, “el nudo es coerción, complicación, complejo, enredo; pero los nudos, mediante la cuerda, están atados entre ellos y ligados a su principio. Los nudos también pueden materializar los embrollos de la fatalidad. En la literatura y en el arte religioso simbolizan la potencia que liga y desliga. También pueden simbolizar la unión de dos seres o un vínculo social, o incluso también un lazo cósmico con la vida primordial.” Así que los nudos vienen a representar la gran variedad y la versatilidad de la experiencia humana en los diversos ámbitos de la vida, tal como van sucediendo los momentos de la vida de Quoyle y su familia en Killick-Claw.
La muerte es un tema presente: la muerte física de algunos personajes, el relato de algunas muertes en el mar y la muerte simbólica representada por las situaciones que marcan el final de una etapa vivida por ciertos personajes, aquello que muere para que algo nuevo pueda nacer. Cuando la casa desaparece en medio de la tempestad, muere el pasado familiar. El mar se lleva el lastre de generaciones anteriores de los Quoyle y surge la oportunidad de una vida realmente nueva.
Otros temas van surgiendo al leer Atando cabos: la lucha por la supervivencia del ser humano en un medio hostil, las consecuencias del cambio económico y social sobre una zona dedicada tradicionalmente a la pesca, el estilo de vida de los habitantes de la zona de Newfoundland, el peso de las raíces familiares, la amistad, la solidaridad, algunos conceptos del amor  y otros muchos que me dejo en el teclado. Me ha parecido una novela cargada de sentido,  hermosa, llena de fe en la capacidad humana de sobrevivir y renacer en medio de las dificultades.

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