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jueves, 23 de enero de 2014

Varios autores: Cinco miradas sobre la novela histórica

Confieso que la novela histórica no es el género que más conozco, puesto que lo he leído poco. Supongo que en el fondo siempre he sentido la desconfianza acerca de lo que es histórico y lo que es ficción o pura fantasía. El conocedor de la Historia sabe siempre cuando le están dando gato por liebre, el lego en la materia no. Me refiero con esto a que hay novelas clasificadas como históricas, cuando no son tales, sino relatos en los que el autor trata libremente el trasfondo histórico para tejer su ficción novelesca, sin que ello reste verdad poética a estas obras, pero que se salen de los márgenes de la realidad de los hechos del pasado. El lector que desconoce la historia, o bien debe documentarse un poco de antemano, lo cual ocurre raras veces, o bien debe confiar en la clasificación de la obra ofrecida por la editorial generalmente en las cubiertas del libro.

Ante tanta proliferación de novelas de este género y las dudas que he sentido acerca de su historicidad, en muchas ocasiones he renunciado a leer bastantes de ellas. Así que el hallazgo de Cinco miradas sobre la novela histórica, de varios autores, entre los cuales están Carlos García Gual y  Gisbert Haef, me permitió documentarme un poco acerca de los criterios que permiten clasificar una  novela como histórica.

Cinco miradas sobre la novela histórica es un conjunto de cinco breves ensayos sobre este género lierario, cuyo contenido es el siguiente:

Pedro Godoy, Cavilaciones y mortificaciones de un atribulado lector; Javier Negrete, Narrando batallas; Antonio Penadés, La novela histórica en Grecia antigua. Grecia antigua en la novela histórica; Gisbert Haef, Cosas de Troya; Gisbert Haef, Historias de vino y sangre; Carlos García Gual, Novelas biográficas o biografías novelescas de algunos personajes de la antigüedad. Algunos ejemplos; Carlos García Gual, Trucos de la ficción histórica.

En primer lugar, Pedro Godoy intenta poner en claro qué es y qué no es novela histórica. Para ello parte de la confusión ante la que se halla el lector que acude a una librería en busca de una buena novela histórica. Estantes llenos de obras en las cuales la historia, la ficción, la fantasía y el esoterismo se confunden como si fueran una misma cosa.

Lo que de verdad le revuelve el estómago [al habitual lector de novela histórica] es comprobar una y otra vez cómo toda esa excelsa literatura acaba llegando, precisamente, a las secciones de novela histórica de las librerías como manzanas podridas que se arrojan al cesto de las sanas, infectando de gusanos a los hermosos frutos del género como Restauración (1989) de Rose Tremain, El rey de hierro (1955) de Maurice Druon, Elena (1960) de Evelyn Waugh, Los restos del día (1989) de Kazuo Ishiguro o El perfume (1985) de Patrick Süskind, por citar un puñado de buenos títulos que quedan en la memoria.”

Godoy comenta también los reparos y repudios que ha sufrido y sufre este género narrativo por parte de muchos historiadores, quienes lo consideran algo espurio y fruto del intrusismo, contribuyendo así a confundir aún más las cosas y provocando que muchos autores de novela histórica sientan que deben justificarse ante el lector ofreciendo innecesarias explicaciones.

Javier Negrete, por su parte, nos ofrece su punto de vista de escritor de novela histórica centrando su ensayo en los relatos y descripciones de batallas célebres, procedentes tanto de su propia obra novelística, como de otros autores. Describe, analiza y comenta las técnicas narrativas y descriptivas empleadas en diversas obras. Además de ofrecer al lector elementos de juicio que merece la pena tener en cuenta, las novelas que Negrete comenta ya constituyen de por sí una recomendación de lectura nada desdeñable.

Para Antonio Penadés la obra Historia de Heródoto es el punto de partida, la base indispensable para comprender un sinfín de temas relacionados con la Grecia antigua, debido a que el escritor griego se interesó por todo lo humano con afán investigador y con amplitud de miras. Los comentarios de Penadés acerca de la obra de Heródoto despiertan en el lector el deseo de adentrarse un poco en ella, siquiera sea de forma fragmentaria. Aparte de los comentarios y de la valoración de la obra de Heródoto, Penadés destaca el valor de la novela histórica como fuente de placer y de evasión en tanto que novela y como fuente de conocimiento en tanto que recreación de épocas, hechos y ambientes del pasado.

Penadés recalca la responsabilidad del autor de novela histórica, quien debe documentarse a conciencia y con rigor, pues se debe al lector que deposita en él la confianza que le llevará a conocer mejor una época pasada o un personaje histórico.

Gisbert Haef, en sus textos Cosas de Troya e Historias de vino y sangre, desarrolla la relación entre historia, arqueología y leyendas que tiene lugar en las obras inspiradas en los hechos y personajes del mundo troyano, por una parte; por otra, presenta el proceso de documentación y creación de sus  novelas centradas en las figuras de Aníbal y Alejandro.

Leer a García Gual es siempre un placer. Su estilo ameno y claro, sus comentarios tan didácticos se agradecen siempre y más si se trata de temas eruditos como los que presenta en este caso. En Novelas biográficas o biografías novelescas de algunos personajes de la Antigüedad,  el catedrático caracteriza los dos tipos de novela histórica que predominan: la novela histórica de corte romántico y las que están centradas en figuras destacadas de la historia .Su exposición se refiere a las que siguen un esquema biográfico, a los puntos de vista y a las fórmulas adoptadas por los autores. En Trucos de la ficción histórica analiza las formas y los usos de esta fórmula literaria, que se remonta a la Antigüedad y  que se ha convertido en un verdadero tópico en la literatura universal.

Cinco miradas, efectivamente, sobre la novela histórica, que permiten al lector hacerse una idea precisa de los rasgos que caracterizan el género desde un punto de vista riguroso y fundamentado. Estos cinco textos separan el grano de la paja, proporcionando criterios fiables  para elegir una buena lectura. Además, constituyen una fuente de información amplia sobre novelas históricas de calidad y buenos escritores de este género. En resumen, me parece una obra muy recomendable para cualquiera que se interese por esta clase de novelas y desee documentarse y profundizar un poco más en su conocimiento y su lectura. 

miércoles, 1 de enero de 2014

Poema del mes. Enero: Octavio Paz

Al leer este bonito poema de Octavio Paz, perteneciente al libro Árbol adentro (1988) he sentido que no podía dejar pasar la ocasión de incluirlo en mi blog como poema del mes de enero. Además, por su título, Primero de enero, le corresponde por derecho la primera entrada del nuevo año.

El poeta recoge en este texto esa sensación que nos embarga a todos ante el nuevo año: la de que todo está por hacer. La esperanza de algo mejor que lo pasado florece en nuestros corazones. Ante nosotros se abre un camino virgen a través del cual, presagiamos, podremos realizar un sueño, inventar un nuevo proyecto, alcanzar lo deseado…

PRIMERO DE ENERO

Las puertas del año se abren,
como las del lenguaje,
hacia lo desconocido.
Anoche me dijiste:
mañana
habrá que trazar unos signos,
dibujar un paisaje, tejer una trama
sobre la doble página
del papel y del día.
Mañana habrá que inventar,
de nuevo,
la realidad de este mundo.

Ya tarde abrí los ojos.
Por el segundo de un segundo
sentí lo que el azteca,
acechando
desde el peñón del promontorio,
por las rendijas de los horizontes,
el incierto regreso del tiempo.

No, el año había regresado.
Llenaba todo el cuarto
y casi lo palpaban mis miradas.
El tiempo, sin nuestra ayuda,
había puesto,
en un orden idéntico al de ayer,
casas en la calle vacía,
nieve sobre las casas,
silencio sobre la nieve.

Tú estabas a mi lado,
aún dormida.
El día te había inventado
pero tú no aceptabas todavía
tu invención en este día.
Quizá tampoco la mía.
Tú estabas en otro día.

Estabas a mi lado
y yo te veía, como nieve,
dormida entre las apariencias.
El tiempo sin nuestra ayuda,
inventa casas, calles, árboles,
mujeres dormidas.

Cuando abras los ojos
caminaremos, de nuevo,
entre las horas y sus invenciones
y al demorarnos en las apariencias
daremos fe del tiempo y sus conjugaciones.
Abriremos las puertas de este día,
entraremos en lo desconocido.